CULTURA Y ESPECTÁCULOREGIONAL

En Chanavaya el mar también habla aymara Comunidad costera celebra cierre del Nido Lingüístico que une generaciones

Niñas, niños, jóvenes y personas mayores participaron en la ceremonia de cierre del Nido Lingüístico de la comunidad aymara costera de Chanavaya, un proyecto del Programa Originarias de ONU Mujeres y la Universidad Arturo Prat. Desde la brisa marina, el aymara vuelve a escucharse y a transmitirse entre generaciones, reafirmando una identidad que también late junto al mar.

A ochenta kilómetros al sur de Iquique, entre arenas gruesas y el sonido constante del oleaje, la comunidad costera aymara de Chanavaya celebró la ceremonia de cierre del Nido Lingüístico, un espacio donde 26 participantes, niñas, niños, jóvenes, madres, padres y abuelas, revitalizaron la lengua y la cultura aymara a través del juego, la convivencia familiar y el orgullo por su herencia. La iniciativa, que forma parte del proyecto “Mujeres y Niñeces Indígenas Transformando Entornos”, fue impulsada por el Programa Originarias de ONU Mujeres junto a la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Arturo Prat (UNAP). En el borde costero, donde el aymara parecía dormido, hoy vuelve a escucharse entre risas, cantos y palabras que renacen.Así , por ejemplo, Allison Muñoz, de 13 años, una de las jóvenes del grupo, lo resume con la frescura de su experiencia “Me encantó aprender nuestro idioma jugando. Las actividades eran muy entretenidas porque compartíamos con otros niños y también con los adultos. Aprendíamos sin darnos cuenta, mientras nos reíamos y lo pasábamos bien”. Su entusiasmo se refleja también en generaciones mayores. De esta manera, Albina Reyes de 70 años , vecina de la caleta, cuenta emocionada“ Llevo más de 60 años viniendo a Chanavaya. Me habría gustado aprender antes, pero nunca es tarde para recuperar lo nuestro. Hasta mi hijo me motivaba a poner letreros en aymara por toda la casa. Gracias a las yatichiri, que tienen tanta paciencia, he aprendido varias palabras. Estoy feliz”. Su hermana, Juana Reyes, agrega con orgullo “Recuperar nuestra lengua me llena el corazón. Cada fin de semana llegábamos con entusiasmo por el cariño y la entrega de las yatichiri. Ellas nos inspiran a seguir aprendiendo”. La experiencia de acuerdo a Camila De la Paz Reyes, presidenta de la Asociación Indígena Aymara de Caleta Chanavaya, ha unido a familias enteras, fortaleciendo los lazos y el sentido de pertenencia. “Como comunidad aymara costera, hemos tenido que defender nuestra identidad. Algunos nos dicen changos, pero somos aymaras del borde costero. No comemos charqui de llama, sino de pescado. Nos adaptamos sin perder lo nuestro. Hoy estamos recuperando la lengua y fortaleciendo vínculos con las yatichiri. Aquí seguimos preservando nuestra cultura y nuestras prácticas. Todo quien venga será siempre bienvenido”.

ENSEÑANZA CON IDENTIDAD

En tanto para las yatichiri y educadoras interculturales Novelia Amaro y Marisela Challapa, quienes fueron el corazón pedagógico del proceso todo ha sido muy enriquecedor . “En el Nido participan todas las generaciones: abuelos, padres, hijos y nietos. Lo que se enseña en clase se practica en casa y en la comunidad. Demostramos que el mundo aymara también se extiende hasta el borde costero, donde seguimos cuidando y transmitiendo nuestra identidad”, sostiene Novelia Amaro Mientras que Marisela Challapa complementa “Enseñar aymara ha sido mucho más que enseñar una lengua: es despertar identidad. Aquí late una comunidad viva, alegre y creativa. Las Kuyakanakas participan con entusiasmo, aprenden jugando y nos contagian su energía. Nos vamos felices porque cada palabra aprendida fortalece el vínculo con sus raíces”. Esto sin duda ha sido un impulso para todos, así desde la coordinación de los nidos lingüísticos, Marisol Salgado, subraya la relevancia del proceso “El Nido de Chanavaya reúne a familias completas, con un ambiente lleno de alegría y colaboración. Las yatichiri han hecho un trabajo maravilloso con métodos lúdicos, juegos, canciones y materiales educativos que hacen del aprendizaje algo vivo. Nuestro desafío ahora es continuar creciendo junto a las familias del Nido lingüistico”.

CONTINUIDAD Y LEGADO

Para quienes pusieron este proyecto en acción la ceremonia de cierre del Nido Lingüístico no solo marcó el final de este ciclo, sino también un compromiso permanente de acompañar a la comunidad, reforzar el amor por la lengua y las tradiciones, y asegurar que la lengua aymara y su patimonio sigan vivos. Rebeca Sanhueza, Directora de Originarias Tarapacá, esta experiencia representa una señal esperanzadora. “Nuestro propósito es fortalecer el empoderamiento, el liderazgo y la participación económica y social de las mujeres indígenas, reconociendo su papel fundamental como transmisoras de conocimientos y guardianas de un patrimonio que es clave para el desarrollo sostenible de los territorios. El Nido Lingüístico de Chanavaya aporta directamente a esta misión: aquí las mujeres lideran aprendizajes, enseñan, recuperan su lengua y activan procesos que sostienen la identidad de toda la comunidad. Cuando una mujer indígena se reconoce como portadora de saberes y derechos, todo su entorno crece con ella. Ese es el corazón de Originarias, y este Nido es una muestra viva de ese camino”. En la misma línea, Marcela Quintana, decana de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNAP, destacó su impacto académico y territorial “Este espacio impulsa la revitalización de la lengua y la cultura aymara, convocando a niñas, niños y familias a compartir experiencias de aprendizaje participativas y comunitarias. Representa una forma concreta de educación con sentido territorial y un aporte significativo al Decenio de las Lenguas Indígenas. Su desarrollo refleja el compromiso permanente de la Facultad y la Universidad por promover una educación intercultural, inclusiva y conectada con las raíces del territorio”. Finalmente, Verónica Apablaza, directora del proyecto “Mujeres y Niñeces Indígenas Transformando Entornos”, académica e investigadora de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNAP, destacó la proyección del trabajo. “El trabajo en la comunidad costera de Chanavaya ha sido una muestra de que el idioma Aymara vive y esta experiencia es un acto profundo de reivindicación y reencuentro del Aymara con su identidad . Las lenguas se fortalecen cuando se viven, cuando se hablan con alegría y pertenencia en la casa, la escuela y la comunidad, y allí las mujeres juegan un rol fundamental en la transmission de su idioma nativo a las nuevas generaciones. Por esta razón es que esta experiencia no termina aquí, queremos seguir acompañando a la comunidad, fortaleciendo su amor por la lengua, sus tradiciones y su forma única de habitar el territorio. Lo que comenzó como un proyecto académico hoy se transforma en un legado colectivo que inspira, une y proyecta futuro desde el mar”.

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